LAS MAL LLAMADAS
MANTENIDAS
MANTENIDAS
Foto de pixabay.com
Mantenida, es un apelativo machista,
muy utilizado en nuestra cultura latina, que menosprecia la labor de las
mujeres amas de casa, dando a entender que no trabajan cuando la realidad es
que hacen un trabajo muy fuerte, sin remuneración monetaria ni días de descanso,
pero lo más triste es escuchar a mujeres referirse a otras mujeres en estos
términos.
No
sé si esto puede denotar algo de envidia de parte aquellas que deben salir a
trabajar en algo que tal vez no les agrada y que preferirían quedarse en casa o
de aquellas que además de tener un empleo deben llegar a hacer los oficios de
ama de casa.
Algunas
amas de casa lo hacen por elección, porque desean estar en casa cuidando de sus
hijos, otras porque el cuidado de los niños es muy costoso y prácticamente
trabajan para pagarle a alguien más para que los atienda, por lo que deciden
convertirse en amas de casa (algunas muy a su pesar, por lo que a veces están
frustradas), otras porque no consiguen trabajo y en casos más escasos son los
hombres los que asumen este roll, ya sea por vocación o porque sus mujeres
tienen un mejor salario y de común acuerdo deciden que sea él quien se quede en
casa con los niños.
Personalmente
he estado en ambos lados, he trabajado y he sido “mantenida”, aunque nunca me
he sentido así porque en verdad las amas de casa ejercemos muchos oficios, para
empezar somos cocineras, pero también mucamas, lavanderas, secretarias,
consejeras, enfermeras, doctoras, economistas, damas de compañía, etc. y todo
esto lo hacemos con mucho amor sin recibir un solo centavo y algunas veces sin
ni siquiera una palabra de agradecimiento.
Las
amas de casa nos levantamos, hacemos el desayuno para la familia para que
tengan fuerzas para afrontar un día de
estudio o trabajo y si los hijos están pequeños llevarlos a la escuela. Luego
que se van a sus actividades nos encargamos de la limpieza; lavar la ropa para
que cada uno se vea bien presentado siempre; hacer llamadas, ya sea para hacer
citas medicas, odontológicas para la familia o para resolver alguna situación
con las compañías encargadas de brindar los servicios públicos y estar
pendiente de estos pagos; revisar los especiales de los supermercados en busca
de ahorros en la compra de los víveres y si es el caso recortar cupones que
reduzcan los gastos para aportar a la economía del hogar.
Al
llegar la tarde es tiempo de preparar la comida porque nuestros seres queridos
se merecen encontrar una comida caliente después de una jornada de estudio y trabajo.
Una vez que todos están en casa escuchar las historias de su día, ayudar con
las tareas y compartir algo de tiempo en familia.
Nos
vamos a la cama a descansar después de un día de faena, pero a la media noche escuchamos
toser o escuchamos que nos llaman, inmediatamente llegamos a la habitación de
donde proviene ese sonido, comprobamos los síntomas y revisamos si hay fiebre,
buscamos la medicina, le damos la dosis recomendada, nos vamos a acostar, pero
ya no dormimos tranquilas pendientes si llegan a necesitar algo más.
Así
va pasando el año hasta que se llegan las tan anheladas “vacaciones”, pero
antes se deben hacer las reservas y demás preparativos; empacar las maletas, no
sin antes recordarle a cada integrante de la familia las cosas imprescindibles
para el viaje; revisar que no se queda nada. Una vez en el destino hay que
estar pendiente de todos, que se apliquen el bloqueador, que se vistan de forma
adecuada para la actividad programada, que se hidraten y ni que decir si se
optó por un lugar con cocina para ahorrar algo de dinero.
Después
de todo lo anterior creo que no es justo
llamar mantenida a ninguna ama de casa y que si alguien se atreve a llamarnos
así, respondamos que si hacer todo lo que hacemos nos hace merecedoras a este
título entonces lo llevamos con mucho orgullo.
Tal
vez al decir “mantenida” se refieren a
esas mujeres que ni trabajan ni son amas de casa y que se la pasan viendo
televisión o en el gimnasio, en la peluquería, en eventos sociales, de compras porque a lo
mejor tienen parejas que son solventes económicamente y no quiere que su mujer
trabaje, o que necesitan sentir que su mujer depende de ellos o porque sufren
de celosos enfermizos, cualquiera sea el caso al principio puede ser agradable y
hasta divertido, pero con el pasar del tiempo estas mujeres se van aburriendo y
hasta se deprimen, no le encuentran sentido a la vida, no tienen ningún
aliciente porque definitivamente lo
mejor que hay en la vida es acostarse
cansada después de un día productivo.
Respecto
a esto último recuerdo un chiste donde le preguntan a una señora acerca del
matrimonio de sus hijos, donde ni su nuera ni su hija trabajaban y sus esposos
le brindaban todas las comodidades, pero para ella el título de mantenida era
para la nuera porque en el caso de la hija era una mujer con suerte.
En
la vida todo dependen de cómo se miren las cosas o situaciones, por todo lo
anterior piense dos veces antes de llamar a una mujer “mantenida”.
“Vive sin aparentar, ama sin depender, escucha
sin atacar y habla sin ofender”.
Comentarios
Publicar un comentario