Palabras que matan

PALABRAS QUE MATAN

Hace un tiempo se viene hablando del poder que tienen nuestros pensamientos y las palabras que expresamos, incluso en una entrada anterior traté el tema de la importancia de hablar y pensar en positivo y cómo estos crean nuestra realidad.

Debemos tener especial cuidado en lo que pensamos y decimos porque nuestro cerebro no tiene sentido del humor, toma literal todo lo que expresamos en pensamientos y palabras porque nuestros deseos son ordenes para él.

Vuelvo a traer este tema por algo que ocurrió hace poco y me hizo recordar un caso similar que sucedió mucho tiempo atrás. Creo que todos hemos escuchado o expresado que la mayor ilusión es conocer un lugar y que después de eso nos podemos morir o que lo deseamos así sea lo último que hagamos en la vida y lo repetimos una y otra y otra y otra vez con mucho sentimiento y convencimiento.

Aquí entra otro elemento a la formula, la emoción, esa que le da más fuerza a las palabras y las potencializa fijándolas en el subconsciente y las cuales afloran en el momento que se cumple el deseo anhelado por tanto tiempo y del que tanto se habló. 


La historia es acerca de una señora que siempre repetía que su sueño era ir México y que después se podía morir. Sus hijos haciendo un gran esfuerzo le dieron de regalo de día Madres el viaje con el que había soñado toda su vida. Todo era emoción porque por fin iba a conocer ese hermoso país, pero una vez llegó a ciudad de México sufrió un derrame cerebral y murió a los 3 días en un hospital, no alcanzó ni siquiera a conocer el país con el que tanto soñó porque toda su vida había estado decretando ese final.

Les cuento esta historia porque tenemos que tomar consciencia de cómo todo lo que expresamos se puede hacer realidad para bien o para mal, por lo que debemos ser muy cuidadosos con lo que pensamos y lo que decimos.
Ahora tomando el ejemplo de la señora de la historia veamos como impregnarle una emoción positiva en lugar de ponerle esa sentencia de muerte a un deseo, por ejemplo podemos cambiar lo que decía la señora por algo como: “mi sueño es conocer México porque me encanta su cultura, sus tradiciones, su gastronomía, sé que un día voy a hacer ese viaje y será el viaje de mi vida”, en fin cada cual lo puede adaptar en sus propias palabras.

Después de este relato, donde pudimos darnos cuenta del poder de nuestros pensamientos y de nuestras palabras, mi invitación es para que a partir de ahora seamos cuidadosos con nuestras ideas al igual que la forma en que las expresamos para atraer lo que deseamos y no lo que tememos.

Comentarios